En 1978, todos los domingos Doña Carmen asistía a misa de seis de la mañana, su hijo que entonces tenia seis años, la acompaño aquel día, había poca gente casi a oscuras pero súbitamente una monja apareció cerca de ellos, la madre no lo noto, el hijo se sintió inquieto; el abito no dejaba ver cara, manos, ni pies de la monja.
La monja comenzó a moverse hacia el altar de la iglesia, entonces el niño descubrió que no caminaba iba flotando, el niño solo pudo gritar:
-¡Mira mami!
Al escuchar los gritos de terror aquel ser volteo intempestivamente hacia ellos y reclamo:
-¡ACASO YO NO TENGO DERECHO DE ESTAR EN LA CASA DE DIOS!
El niño, ahora adulto, no ha vuelto a esa iglesia porque tal ves ella aun siga ahí.
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