jueves, 20 de febrero de 2014

Los Duendes


Seres traviesos y normalmente invisibles los duendes sólo se dejan ver en contadas ocasiones y normalmente con la intención de asustar a los humanos. 

Sintetizando un poco las semejanzas que existen entre las abundantes variantes del folclore en distintos países, imaginamos al duende como un tipo de enano que no pasa de los cincuenta centímetros, tiene orejas puntiagudas, es travieso, bromista y malicioso, tiene poderes mágicos, usa ropa vistosa y sombrero puntiagudo, y suele instalarse en casas humanas aunque su esencia lo vincula a la tierra, con sus cavernas, minas abandonadas, y bosques tupidos.

¿Qué son los duendes?

Teniendo en cuenta que tan solo en el folclore de España hay más de cincuenta denominaciones para los duendes, queda claro lo difícil que es concretar algunas características como el tamaño, vestimenta, voz, color de ojos y otros detalles similares. Esto no quiere decir que no se pueda delimitar al duende de otros seres parecidos: pero es preferible hacerlo sin caer en diferencias demasiado concretas. De acuerdo con lo anterior, podría decirse que el duende se distingue de sus congéneres porque: 1) Tiene más tendencia que todos los otros seres de su tipo a introducirse y habitar en espacios poblados por seres humanos, 2) Es más urbano, por lo que aparece no solo en casas de campo sino en viviendas de ciudad, y en sitios como casonas, palacios, castillos, mansiones, 3) Suele aparecer casi siempre con forma humana (manifestándose con piel más clara que sus congéneres), y no muestra cuernos, rabos, cojera, o agujeros en las manos, 4) Es más propenso que sus congéneres a seguir, prácticamente a donde quiera que vayan, a familias o personas específicas, 5) Suelen disfrazarse de frailes y usar ropa más vistosa que muchos de sus congéneres.

Aclarado lo anterior, podríamos definir a los duendes como: 

‹‹seres etéricos vinculados al elemento tierra, cuyo hábitat natural suele estar en cavernas, minas abandonadas u otros sitios intraterrenos dentro de entornos generalmente boscosos, aunque tienen una marcada tendencia a habitar en espacios poblados por humanos, y su naturaleza es tal que poseen poderes sobrenaturales, pueden vivir hasta más de 500 años, no tienen conciencia moral, son juguetones y usualmente bromistas y maliciosos, y se manifiestan como pequeños enanitos de no más de cincuenta centímetros, con indumentaria vistosa que suele incluir un sombrero puntiagudo››.

Poder metamórfico

Si bien los duendes se manifiestan prácticamente siempre como enanitos, casi nunca se vuelven visibles; y, cuando lo hacen, a veces toman aspecto animal para pasar desapercibidos, prefiriendo animales domésticos como perros o gatos, o criaturas tranquilas como los gorriones o las palomas. En cuanto a la velocidad, se cree que pueden metamorfosearse en cuestión de segundos… 


Los duendes y los humanos

Dónde se instalan: Ya se dijo antes que los duendes, más que sus congéneres, gustan a instalarse en construcciones humanas, habitadas o deshabitadas. Por otro lado, los duendes prefieren las viviendas de zonas rurales, sobre todo las que están cerca de bosques o zonas que tienen cavernas o minas abandonadas. Esto sucede porque naturalmente el duende no vive junto al hombre, sino dentro de comunidades de duendes, que siempre están en un lugar definido, generalmente tienen organización jerárquica, y nunca se muestran abiertas a ser vistas por humanos, siendo casi siempre casualidad los casos en que una persona ve a un duende en su hábitat natural. No obstante, si acaso alguien lograra llegar hasta la guarida de los duendes, no vería nada porque dicha guarida existe en el plano etérico, a menos que la persona sea clarividente o algún duende decida aparecérsele. Volviendo al tema, se intuye que los duendes, cuando se instalan en casas humanas habitadas, casi siempre lo hacen en zonas rurales, porque éstas se encuentran cerca de sus entornos naturales, y carecen de cosas que la ciudad tiene y disgustan a casi todo duende, como abundancia de aparatos y metales, demasiado ruido y contaminación, muchas personas estresadas, etcétera. Sin embargo unos pocos duendes sí se han aventurado a ir a la ciudad: ya sea porque se aferraron a alguien que migró a la ciudad, porque simplemente querían conocer el mundo urbano, o porque vieron en la ciudad un escenario mejor que el campo para asustar a la gente y causar revuelo… De todos modos, trátese de la ciudad o del campo, cuando un duende habita junto a humanos, generalmente lo hace solo, pues son muy pocos los casos en que varios duendes “infestan” una casa… 


Los duendes puedes vivir ocultos en casas humanas, ya que les atraen nuestras construcciones. Incluso en ocasiones pueden ayudar en labores domésticas.

Comúnmente confundidos con otros seres: Dado que los duendes han estado en el mundo desde los albores de la civilización, usualmente se los ha confundido con otros seres en distintas culturas. Ejemplos son: los demonios, con los cuales se los confundía sobre todo en el Medievo, no tanto por errores de percepción sino porque los teólogos decían que eran un tipo menor de demonio; los fantasmas, pues generalmente el duende no se vuelve visible y hace sus travesuras en modo de invisibilidad, por lo que ha sido confundido, sigue siendo confundido, y seguirá siendo confundido con fantasmas, tanto en Occidente como en Oriente; los familiares (entes semejantes a los demonios, creados con magia negra), que pueden tomar distintas formas y a veces son tan pequeños como los duendes; etcétera. En el caso de los fantasmas, resulta llamativo lo sucedido en la Antigua Roma, donde se hablaba de los espíritus protectores o Lares, y de los Larvae o Lemures, que eran espíritus de personas malas y solían, de una manera escalofriantemente concordante con las tipologías actuales que la Parapsicología da de los fantasmas, ser descritos como “sombras negras”, y ser conocidos por rondar en sitios solitarios como pozos o viñedos, y por dar grandes sustos a niños, criadas y animales, del mismo modo que los duendes, tal y como se ve en lo que el instruido sacerdote Feijoo (que erradamente consideraba a los duendes como espíritus familiares) expresó con estas palabras: «No son ángeles buenos ni ángeles malos, ni almas separadas de los cuerpos, sino unos espíritus familiares, semejantes a los lemures de los gentiles.»


Si le caes bien a un duende incluso puede ayudarte a encontrar objetos perdidos, como pendientes u otros pequeños objetos que aparecerán de nuevo misteriosamente. 

Simpatía o aversión: Los “duendes domésticos” proceden generalmente de un grupo denominado «elementales de los bosques» y, debido a que poseen sensibilidad emocional e inteligencia, suelen desarrollar simpatía o aversión hacia la o las personas con las cuales conviven. De ser lo primero, el duende puede hasta dejarle piedras preciosas u otros presentes, que aparecerán en la casa “como por arte de magia”, sin que nadie comprenda bien cómo fueron a parar allí; o bien, según lo sugerido por ciertos relatos de la tradición popular, el duende podría ayudar discretamente en tareas domésticas, ya sea encontrando objetos perdidos, ahuyentando alimañas o potenciales delincuentes, o incluso limpiando partes de la casa. En cambio, en el segundo caso todo depende del grado de aversión y hostilidad que el duende tome hacia el humano o los humanos, pudiendo ir desde las simples bromas de mal gusto (esconder objetos y volverlos a poner después de causar angustia, asustar animales, despertar a la persona tirando de sus orejas, causar desorden o ensuciar cosas o sitios, etcétera), hasta la auténtica maldad, lo cual sucede rara vez pero es digno de temerse, pues se manifiesta en cosas como: ser agredido físicamente por el duende (que generalmente hará esto en estado de invisibilidad), ver al duende en una forma espantosa (se aparecerá con ojos negros de demonio, colmillos o algo así, o simplemente estará observando detrás de la ventana en medio de la soledad de la noche, o bien nos mirará mientras dormimos, hasta que despertemos y veamos sus ojos pequeños, hundidos y rencorosos), perder objetos a causa del duende (que los destruirá o esconderá indefinidamente), ver que frecuentemente las mascotas y los niños de la casa son asustados por el duende, o incluso, si se trata de varios duendes, sufrir la presencia de un escenario paranormal semejante a un poltergeist. En este punto de la simpatía o aversión del duende, cabe advertir que muchos han gozado inicialmente de la simpatía o hasta del cariño de estos seres, pero después se han afanado en sacarlos de la casa, provocando resentimiento, rencor, u odio… Lo inverso, que sería contar desde el inicio con la antipatía del duende y conseguir después su simpatía, es difícil y mucho menos usual que lo anterior; ahora, y según se desprende de la tradición oral, ofrecer dulces o leche al duende puede ser efectivo para que nos vea amistosamente.

Molestando en la noche: Los duendes son seres de éter, pero de un éter vinculado al elemento tierra, no como en el caso de las salamandras (seres mitológicos en los que aún creen algunos ocultistas actuales) que es un éter vinculado al fuego. Esa particularidad de la condición etérica de los duendes, los hace muy sensibles a la luz, pues supuestamente la luz solar puede quemarles la “piel etérica”. Esta teoría se ve respaldada por el hecho de que los duendes elijan, en su hábitat natural, vivir en cavernas, minas abandonadas u otros sitios subterráneos y oscuros. Sin embargo no odian la luz en sí misma, y pueden hasta disfrutar de la suave lumbre de los candelabros o de las lámparas. En todo caso, lo principal es que los duendes, debido a su fotosensibilidad, se manifiestan sólo en la noche, generalmente molestando a los humanos que duermen, ya sea con cosquillas en los pies, quitándoles la sábana o la almohada, golpeándoles la cama, o tapándoles la nariz, entre otras cosas. Inclusive, se sabe que algunos duendes han abusado sexualmente de gente dormida, sobre todo si son mujeres que les gustan… Por su parte, otros gustan hacer creer que hay fantasmas, y para ello saltan en el techo, tiran piedras contra las paredes, agitan ventanas, arrastran cadenas, etcétera. 

Duende enfadado. 

El puente psíquico: Por lo general, se ha aceptado la teoría de que el duende, para manifestarse con tal intensidad que ocasione sucesos paranormales, debe materializarse al menos parcialmente, y eso sólo es posible si, en la casa donde está, hay una o más personas dotadas de condiciones de medium o, para ser más precisos, de cierto potencial y sensibilidad psíquica que le permita funcionar como puente entre la dimensión del duende y la nuestra. Lo escalofriante aquí, es que, entre los fenómenos posibilitados por la persona-puente, está el que el duende se vuelva visible, no sólo para esa persona-puente, sino para todos los demás integrantes de la casa y cualquiera que entre y se encuentre con el duende…
La sal y el gorro

En muchos países, la tradición popular cuenta con referencias que señalan una marcada aversión de los duendes hacia la sal, sobre todo hacia la sal de mar, que es más gruesa que la de cocina y se usa en muchos trabajos de magia blanca. Y es que la sal se concibe como un elemento purificador debido en gran parte al significado que le da la Biblia, y que se ve en citas como: ‹‹A todas tus ofrendas de cereales les pondrás sal; no permitas que en tu ofrenda de cereales falte la sal del pacto de tu Dios. En todas tus ofrendas debes ofrecer sal.›› (Lv 2,13), ‹‹Eliseo fue al manantial y arrojó allí la sal, diciendo: “Así dice el Señor: ‘Yo he purificado esta agua y nunca más causará muerte ni hará estéril a la tierra.’ ”›› (2 R 2,21) o ‹‹La sal es buena, pero si deja de ser salada, ¿cómo volveréis a hacerla útil? Tened sal en vosotros y vivid en paz unos con otros. ›› (Mc 9,50). Desde luego la sal es algo físico, pero en la teoría de Paracelso, al igual que en las actuales teorías de los mundos astrales, ciertas sustancias del mundo físico tienen una marcada y poderosa energía sutil; la cual, en el caso de la sal, resulta sumamente desagradable a los duendes, que tienen el tabú de no acercarse a nada con sal…

En cuanto al gorro de los duendes, que generalmente es puntiagudo y de color rojo o verde, tiene un significado todavía no esclarecido. Entre las teorías que hay están: 1) el gorro da el poder de localizar tesoros ocultos, 2) el gorro es un talismán, una especie de amuleto protector, 3) el gorro da poderes mágicos al duende, 4) el gorro es un símbolo de identidad, de la pertenencia del duende al mundo de los duendes.

Criaturas elementales como duendes y hadas comparten características comunes. Todas son invisibles y únicamente se hacen visibles cuando así lo deciden. Los duendes y otros elementales

Los duendes son “seres etéricos vinculados al elemento tierra”. Se ha dicho eso porque los duendes, al igual que las hadas, los elfos, las ondinas y otros seres mitológicos en los cuales todavía creen algunas personas, entran dentro de lo que Paracelso (médico y alquimista del siglo XVI) denominó ‹‹elementales›› o ‹‹Espíritus de la Naturaleza››. No obstante y si bien se popularizó y clarificó con Paracelso, la teoría de los elementales se puede rastrear mucho antes en la Edad Media, donde los ocultistas, generalmente aquellos que estudiaban la Cábala (el conjunto de obras místico-esotéricas del judaísmo), dividían a los seres invisibles en ángeles (con todas sus jerarquías o coros), demonios (también con sus jerarquías), fantasmas, y “Espíritus Elementales de la Naturaleza”. En parte, relacionado a todas esas antiguas concepciones está el planteamiento de algunos investigadores y teóricos, según el cual a cada persona la siguen tres entidades: el ángel guardián, el demonio individual, y el duende o hada; el primero la acompaña toda la vida e intenta orientarla al bien, comenzando a manifestarse más desde los siete años; el segundo, siempre intenta hacer caer a la persona en el mal, incitándola a seguir sus bajas pasiones y sus mayores defectos; y, el tercero, solo actúa hasta los siete años, alejando a la persona de peligros concretos, prácticamente siempre sin tomar forma visible. Pero bueno, la pregunta (necesaria para entender el concepto de duende) sigue en pie: ¿qué son los elementales?

Primeramente hay que ver lo que decía Paracelso y después tratar de clarificarlo. Así, en su Philosophia Occulta, Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus van Hohenheim (ese era el verdadero nombre de “Paracelso”…) escribió que los elementales: « (…) no pueden clasificarse entre los hombres, porque algunos vuelan como los espíritus, no son espíritus, porque comen y beben como los hombres. El hombre tiene un alma que los espíritus no necesitan. Los elementales no tienen alma y, sin embargo, no son semejantes a los espíritus, éstos no mueren y aquéllos sí mueren. Estos seres que mueren y no tienen alma ¿son, pues, animales? Son más que animales, porque hablan y ríen. Son prudentes, ricos, sabios, pobres y locos igual que nosotros. Son la imagen grosera del hombre, como éste es la imagen grosera de Dios... Estos seres no temen ni al agua ni al fuego. Están sujetos a las indisposiciones y enfermedades humanas, mueren como las bestias y su carne se pudre como la carne animal. Virtuosos, viciosos, puros e impuros, mejores o peores, como los hombres, poseen costumbres, gestos y lenguaje».

La descripción de Paracelso, sobre todo por aquello de que en los elementales “su carne se pudre como la carne animal”, puede originar confusiones, tanto a la luz de lo que él mismo dice en otras partes de su obra, como a la luz de las teorías que se desarrollaron sobre lo que él y otros ocultistas anteriores plantearon. Ocurre así que esa “carne” de los elementales es en realidad éter, pues de eso están compuestos, y el éter está sujeto a deterioro y desintegración, necesitando, en el caso de los seres etéricos, un cierto tipo de alimentación (por eso dice Paracelso que los elementales “comen y beben”). Ahora bien, antes de entender qué es el éter, cabe decir que Paracelso y otros ocultistas creían que la Naturaleza tenía dos aspectos o dimensiones: la material visible y la espiritual invisible. En la segunda dimensión, la “espiritual”, “invisible” y “sutil”, es donde habitan los elementales, que son seres compuestos de éter, están siempre asociados a uno de los elementos primordiales de la Naturaleza (aire, tierra, fuego y agua, siendo no solo elementos materiales sino tipos de energías etéricas, vinculadas a energías espirituales), y pueden manifestarse en la dimensión material y visible, que es la de los humanos. Aquí, la clave está en que ese lado “espiritual invisible” o “sutil” de la Naturaleza y de los “elementales” o “Espíritus de la Naturaleza”, no representa algo “espiritual” en sentido idéntico a cuando se aplica el término al ser humano, a los ángeles, a los demonios, etcétera. Así, en realidad es más exacto usar el término “etérico”, proveniente del “éter”: por ende, las hadas, los elfos, los duendes y otros elementales, que son seres del mundo “etérico” (aunque puedan manifestarse en el mundo material), son llamados “espirituales” en tanto que el éter está mucho más cerca del espíritu que la materia, pues es mucho más sutil, versátil, con una esencia mucho más conectada a lo espiritual en tanto que lo refleja mucho más que lo material, y con un carácter considerablemente más duradero, por lo cual los elementales viven cientos de años, pero no tienen un principio inmortal como el espíritu en el caso del hombre, de modo que al morir dejan de existir para siempre… Finalmente, y esto ya se dijo implícitamente, lo etérico recibe distintas modalidades según se vincule con los distintos elementos de la Naturaleza. Con todas estas aclaraciones, ya el lector puede comprender esa parte del concepto de duende en que se decía que éstos eran “seres etéricos vinculados al elemento tierra”. Y es que su naturaleza etérica refleja la esencia de su elemento, del mismo modo en que las salamandras (no hablamos de los reptiles) se asocian al elemento fuego, las ondinas al agua, y los silfos al aire.

Características de los duendes como elementales

Ya sabemos qué son los elementales, aunque todavía no especificamos muchas interesantes características que tienen todos estos seres, sean de agua, de fuego, de aire o de tierra, ya que cualquier elemental, sea cual sea su tipo, presentará un conjunto de características, y simplemente tendrás más marcadas unas u otras en función de su tipo, pero no le faltará ninguna. De ese modo, es imposible entender en profundidad a los duendes sin conocer importantísimos rasgos que tienen en tanto miembros del grupo de elementales o Espíritus de la Naturaleza: 1) son seres interdimensionales y atemporales, 2) suelen vivir en comunidades y estar organizados jerárquicamente, 3) En su estado habitual son invisibles para el ser humano, aunque no para algunos niños, personas clarividentes y animales; no obstante, dejando su estado habitual pueden materializarse en nuestra dimensión física, no por ser espíritus en sentido estricto pues no lo son, sino por tener cuerpos sutiles, de una sustancia que puede cambiar en forma (hasta cierto punto, en unos elementales más que en otros, y casi siempre reflejando su esencia) y densidad, 4)Suelen ser juguetones y, dependiendo de qué elemental se trate, mostrar tendencia a la malicia, la codicia, la melancolía o el encaprichamiento, 5) pueden mostrar interés sexual por los humanos, 6) Cuando desarrollan sentimientos de amistad, estima o aprecio hacia una persona, suelen darle magníficos regalos tangibles (oro, joyas, etc.) o bien poderes psíquicos (telepatía, clarividencia, etc...); contrariamente, si desarrollan rencor, hostilidad o resentimiento, pueden tornarse fastidiosos o incluso peligrosos, 7) Viven mucho más que el hombre, pudiendo superar los 500 años, pero dejan de existir totalmente cuando mueren, pues están compuestos por éter, teniendo así un único principio (el hombre tiene varios: cuerpo, mente, alma y espíritu), que es duradero pero no imperecedero como el principio espiritual, que es uno de los que tiene el ser humano, 
Los duendes pueden ofrecerte dinero y joya o incluso guiarte a un tesoro. 

8) Son éticamente neutrales ya que no tienen una conciencia moral que les permita distinguir el bien del mal, y en consecuencia; pero, pese a eso, unos tienen impulsos más nobles que otros, y así pueden ser perversos, amables y generosos, dulces u hoscos,9) Algunos pueden ser muy inteligentes, aunque todos tienden a la ingenuidad, 10) Le temen al hierro y al acero (esto explica por qué no suelen verse en la ciudad), siendo que la figura del duende o enano herrero es parcialmente falsa, en el sentido de que hacen sus herramientas con piedras y no con metales, 11) Adoran la música, los juegos, la danza, las luchas, y “el amor”.

Los duendes: vivos en la actualidad

Actualmente es casi imposible encontrar alguien que afirme ver hadas, elfos o silfos, e incluso en la Edad Media no era algo común; sin embargo, llama la atención que, de entre todos los seres míticos, los únicos que aún gozan de cierta credibilidad son los duendes, sobre todo en las áreas rurales de distintos países, donde todavía mucha gente cree en duendes y abundan quienes afirman haber visto a estas criaturas. Pero la gente del campo no es la única que dice verlos, y hay algunos casos (en Argentina y España por ejemplo) en que los duendes supuestamente han aparecido en las ciudades. Ligado a esta supervivencia de la creencia en los duendes, está el hecho de que en la red haya material más o menos abundante, aunque muchos de los casos deben ser fraudes, otros deben ser fenómenos naturales erróneamente percibidos, y quizá, siendo optimistas, unos pocos serían fenómenos paranormales, que no por serlo habrían de ser necesariamente duendes. 

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